EL CERDITO QUINO
Me llamo Serxín, tengo ocho años y vivo en una aldea de las montañas lejanas. Por las mañanas voy a la escuela y por las tardes llevo al campo los tres cerdos que tenemos y los cuido hasta la noche.
Quino, Cochín y Lin me siguen como perritos y yo los llevo a los mejores sitios del bosque para que busquen bellotas y castañas debajo de la vegetación.
Si tengo hambre, les robo algunas castañas porque ellos con su olfato las encuentran más fácilmente. Otras veces me subo a los árboles y les tiro hojas tiernas porque les gustan mucho.
Cuando los llamo:¡Quino! ¡Cochín! ¡Lin! Los tres cerdos acuden corriendo apresuradamente porque saben que he encontrado comida rica para ellos.
Algunos días me quedo dormido y, cuando se acerca la noche, Quino viene a despertarme con cariñosos gruñidos y dándome suaves empujones con su hocico. Ellos saben que ha llegado la hora de regresar a casa y nunca se marchan sin mí.
Las tardes de verano, cuando hace mucho calor, vamos al río a bañarnos. Ellos nadan mucho mejor que yo pero no saben bucear y yo me acerco a ellos a escondidas por debajo del agua imitando a un cocodrilo para asustarlos.
Quino, Cochín, Lin y yo somos cuatro amigos inseparables que se entienden y divierten sin necesidad de palabras.
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