El niño y el mar
Yo vivo en un pueblecito pequeño en la montaña, lejos de la costa, y solo puedo disfrutar del mar un mes al año durante el verano en un piso alquilado por mis padres en una hermosa playa.
Siempre que vamos a la playa, siento una intensa emoción: la fina arena y las olas del mar son el paraíso soñado por mí.
Lo primero que hago, si está la marea baja, es buscar cangrejos en las charcas entre las rocas.
Luego con mi cubo y mi pala construyo puentes y castillos de arena que sean capaces de resistir el ataque de las olas del mar. Pero cuando sube la marea y mi fortaleza es derribada, me introduzco en el mar a pelear contra las olas que son las armas del gigante malvado.
Al final de la tarde me retiro agotado pero no me rindo, pues aguardo con ansia la llegada de un nuevo día para volver a levantar un castillo más grande y más sólido que resista la fuerza del gigante invencible.
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